OLEUM ¿por qué un aceite de acebuches silvestres?

El acebuche, Olea europaea sylvestris, es un árbol pequeño, duro, estoico, capaz de vivir en condiciones difíciles: suelos rocosos, laderas expuestas de solana con poco suelo y en climas extremos.
Es el antecesor silvestre del olivo y, gracias a su gran resistencia, se ha usado como patrón para injertar distintas variedades de olivo, en especial la "manzanilla cacereña". Es precisamente esta variedad la más cercana al acebuche y su aceite la recuerda por su suavidad, aromas y gusto algo picante.
Las acebuchinas son aceitunillas pequeñas, de tamaño variable, desde perdigones hasta pequeñas aceitunas y de formas también variadas: alargadas o esféricas. El color varía desde verdoso-rojizo a completamente negro cuando maduras. Alimento invernal indispensable para tordos, zorzales y torcaces.
En Cáceres aparece relegado a las cuestas de solana de los principales ríos, el Tajo y el Almonte, siguiendo la Vía de la Plata, donde vegeta con vigor y fructifica de manera abundante.
El rendimiento de las acebuchinas en aceite es pequeño, entorno al 10%, recompensado por unas cualidades únicas, distintas de otras variedades de aceituna. Sorprende su suavidad (siendo una especie silvestre), su baja acidez menor de 1º y sus evocadores aromas a campo, acompañado de un ligero picor.
El estudio análitico comparado ofrece resultados esclarecedores:
El aceite de acebuchina tiene un contenido en tocoferles (vitamina E) entorno a 400 ppm, el doble que el aceite de oiva (unos 200 ppm). Los esteroles y los triglicéridos también son ligeramente superiores en el aceite de acebuchinas. Además concluye el estudio diciendo que "los aceite de acebuchina podrían presentar viabilidad comercial debido al alto contenido de antioxidantes (tocoferoles, vitamina E) de modo que pudieran usarse desde el punto de vista nutricional, medicinal o como base de cosméticos"


acebuchares del "molino del cubo" en Santiago del Campo.